Al leer el artículo, (El País, 7/10/2011), se me ocurrió este mounstruo. En su texto, Azúa explica con bastante asco que los candidatos electorales están atrapados en un pozo de manejos sucios, fullerías y usos gangsteriles, y que la prensa les sigue de manera que "el ciudadano sabe con toda certeza lo que va a juzgar cada uno de los profetas mediáticos a la mañana siguiente de cualquier suceso político"...
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